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La primera mujer cirujana de Gaza: Asistimos al colapso de toda una generación, pero el compromiso de salvar vidas continúa

Solo unos días después de que la doctora Sara Al Saqqa, la primera mujer cirujana de Gaza, regresara de Egipto después de completar sus estudios de posgrado el 30 de septiembre de 2023, estalló la guerra. En lugar de planificar su nueva carrera, Sara recibió una llamada urgente de su jefe de departamento, pidiéndoles a todos que acudieran al hospital para recibir apoyo inmediato debido a la afluencia masiva de personas.

Sara corrió a la sala de operaciones y pasó todo el día siguiente realizando cirugía tras cirugía, dándose cuenta rápidamente de que esta horrible realidad era diferente a todo lo que habían visto antes. Se encontró en medio de una ofensiva “sin precedentes” en la Franja de Gaza que estalló a raíz de los ataques del 7 de octubre contra Israel por parte de Hamás y otros grupos armados.

La historia de Sara Al Saqqa es parte de un documental producido en colaboración entre el Departamento de Comunicación Global de las Naciones Unidas y el Shanghai Media Group con motivo del 80 aniversario de la fundación de la ONU. Esa parte del filme destaca los esfuerzos humanitarios y la crisis en Gaza desde la perspectiva de Al Saqqa, que trabaja con la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

Sara Al Saqqa (tercera por la derecha), la primera cirujana de Gaza, lucha por salvar vidas en medio de la destrucción y la burocracia.

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Hospital Al Shifa: de refugio seguro a cementerio masivo

Sara y sus colegas trabajaron sin parar durante 36 días hasta que el Hospital Al Shifa, el más grande de la Franja de Gaza, fue sitiado por primera vez.

«Al comienzo de esta guerra, la gente fue desplazada al Hospital Al Shifa, así como a otros centros hospitalarios. Pensaron que estarían a salvo si venían al lugar que trata a los pacientes, un lugar protegido por el derecho internacional humanitario. Pero estaban equivocados».

Durante ese tiempo, Sara se convirtió en reportera de facto del esfuerzo médico en Gaza, compartiendo videos en las redes sociales que tuvieron un gran impacto: «Quería que la gente viera por sí misma lo que estaba sucediendo e hiciera algo para detenerlo. Pero con el tiempo, se volvió psicológicamente agotador. Empecé a sentir que nada cambiaba realmente, sin importar la magnitud de lo que publicara. Peor aún, he notado que la gente está reaccionando menos. Se volvieron indiferentes. No podía seguir adelante«.

En marzo de 2024, el hospital de Al Shifa fue sometido a un segundo asedio. Al menos 400 personas murieron y el hospital quedó completamente fuera de servicio.

«Miren a nuestro alrededor. Estamos en un lugar donde los palestinos, la Defensa Civil, los paramédicos y los empleados del Ministerio de Salud han cavado una fosa común tras la incursión israelí. El patio donde solíamos tomar descansos, ahora no podemos mirarlo porque nos recuerda las tumbas que hay ahí y la cantidad de personas que han sido asesinadas y enterradas».

Palestinos entierran a los trabajadores sanitarios asesinados por las fuerzas israelíes.

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De la sala de operaciones a la OCHA

Después de ser desplazada por la fuerza, Sara Al Saqqa continuó su trabajo humanitario al unirse a Médicos Sin Fronteras como directora de Actividades Médicas. Durante este tiempo, cambió su visión.

«Como cirujana, puedo salvar algunas vidas todos los días. Puedo llevar a cabo tres, tal vez cuatro o varias cirugías al día. Pero cuando ayudé a abrir un centro de atención primaria de salud y cuando ayudé a ampliar la capacidad de las camas de hospital, me di cuenta de que podía ayudar a cientos de vidas al día».

Esta comprensión llevó a Sara a aceptar un trabajo en la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), que sirve como centro de operaciones para guiar la respuesta de las agencias de la ONU en el campo de la ayuda humanitaria.

Pero Sara y su equipo enfrentan desafíos amargos, ya que cada vez se les impide más llevar a cabo sus tareas, tanto que tomó un día en lugar de minutos la coordinación para rescatar a una familia bajo los escombros.

Explicó esto mientras intentaba gestionarlo a través de dos teléfonos que sostenía en sus manos, con los cuales habló con los equipos de ayuda en diferentes lugares. Ella les dice a sus colegas que llegaron a la escena que permanezcan en el automóvil hasta que reciba confirmaciones de que se les permitirá salir de él de forma segura. Habla con otro colega y le pide que le asegure que el equipo puede dirigirse al edificio para comenzar su misión.

«Desde ayer, hemos estado tratando de coordinarnos para llegar a las personas que aún estén vivas bajo los escombros. Ayer presentamos un plan táctico y fue rechazado. Hemos presentado otra solicitud para hoy y acaba de ser aprobada».

Aprobación tras aprobación, un viaje que se suponía que tomaría cinco minutos tardó más de un día entero en completarse. Cuando finalmente llegó el equipo de rescate, no encontraron signos de vida. «No entiendo por qué tenemos que pedir permiso para salvar vidas«, dice Sara. “No puedo entender eso y no puedo aceptarlo».

Sara Al Saqqa, la primera cirujana de Gaza, lucha por salvar vidas en medio de la destrucción y la burocracia.

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Gaza no es solo una crisis humanitaria, es una prueba

Las agencias humanitarias sobre el terreno están haciendo todo lo que pueden, a menudo en circunstancias imposibles, pero «el lado político de la ONU está fallando», dice Sara Al Saqqa, y agrega: «El Consejo de Seguridad le ha fallado a Gaza. Gaza no es solo una crisis humanitaria. Es una prueba. Es una prueba para las propias Naciones Unidas. Si no puede responder a las violaciones más atroces del derecho internacional aquí, su relevancia global está en juego».

«Crecimos escuchando a nuestras abuelas y abuelos contar las historias de la Nakba. Cuando se vieron obligados a huir de sus hogares en 1948, se estableció la UNRWA (Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos) en respuesta a su desplazamiento. La agencia construyó escuelas y clínicas, emitió tarjetas de racionamiento y proporcionó un sistema a la vida en el exilio. En el fondo, nos aferramos a la idea de que este día del retorno puede llegar y que las Naciones Unidas ayudarán a garantizar que la justicia no se demore para siempre. Pero a lo largo de los años esta creencia se ha puesto a prueba, especialmente ahora en Gaza».

Sara Al Saqqa (izquierda), la primera cirujana de Gaza, lucha por salvar vidas en medio de la destrucción y la burocracia.

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El futuro de toda una generación está perdido

Sara sigue comprometida con los principios y la misión de las Naciones Unidas, y no está sola. Cuando comenzó la ofensiva israelí, la oficina de OCHA tenía un equipo de solo cuatro personas en el terreno. Este equipo ahora ha crecido a 20 personas. A pesar de todos los desafíos, todas las agencias de la ONU sobre el terreno en Gaza están trabajando con determinación para continuar brindando asistencia y apoyo para salvar vidas.

La ofensiva ha destrozado los sueños de muchos habitantes de Gaza y ha cambiado sus vidas para siempre. Sara Al Saqqa advierte sobre la pérdida de toda una generación.

«Conozco personas que estaban a días de viajar a su nuevo trabajo, continuar su educación o casarse. Todo lo que construimos, todo lo que esperábamos, todo lo que soñamos, nos ha sido arrebatado. Así que sí, mi vida se vio interrumpida. Lo que está sucediendo aquí, es el colapso del futuro de toda una generación. Así que todavía estamos trabajando, y nos estamos esforzando todos los días hasta que esta locura se detenga».

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