El Tesoro recorta la emisión neta de deuda para 2025 en 5.000 millones por la fortaleza del crecimiento económico
- El Tesoro Público reduce su objetivo de emisión neta de deuda de 60.000 millones a 55.000 por el dinamismo de la actividad y en especial del mercado de trabajo, con récord de afiliados, que han redundado en unas menores necesidades de financiación
- Este recorte se da incluso tras hacer frente a los gastos asociados a la DANA y al aumento de compromisos en materia de defensa; y pone de manifiesto el balón de oxígeno que supone la buena marcha de la economía
- Además, este anuncio demuestra que la fortaleza del crecimiento económico es compatible con la responsabilidad fiscal, favorece la tendencia a la baja del endeudamiento y es compatible con el refuerzo del estado del bienestar
- Por otro lado, la reducción del programa de financiación da una señal de buena gestión de la deuda y contribuye a reforzar el notable apetito inversor hacia las emisiones del Tesoro, que permiten el coste y la carga financiera se mantengan contenidos
El Tesoro Público recorta sus necesidades de financiación para este año en 5.000 millones de euros por la fortaleza del crecimiento económico de España, que sigue liderando a los países desarrollados.
El Tesoro reduce su programa de emisión neta de deuda para 2025 de los 60.000 millones previstos inicialmente a 55.000 millones, principalmente por el dinamismo de la actividad y en especial del mercado de trabajo, con récord de afiliados, que han redundado en unas menores necesidades de financiación, a lo que se suma la habitual prudencia en las estimaciones de la estrategia anual.
Este recorte deja el programa de financiación de este año en la misma cifra que en 2024 y se da incluso tras hacer frente a los gastos asociados a la DANA y al aumento de compromisos en materia de defensa; y pone de manifiesto el balón de oxígeno que supone la buena marcha de la economía.
Además, demuestra que la fortaleza del crecimiento económico es compatible con la responsabilidad fiscal. De hecho, favorece la tendencia a la baja del endeudamiento del Estado, que desde el máximo que alcanzó tras el shock de la pandemia ya ha caído 22 puntos porcentuales, hasta cerrar el pasado ejercicio en el 101,6% del PIB, y que continuará esta senda descendente este año. Una tendencia que a su vez es compatible con el refuerzo del estado de bienestar.
Por otra parte, la reducción del objetivo de emisión neta de deuda en 2025 da una señal de buena gestión y contribuye a reforzar el notable apetito inversor hacia las emisiones del Tesoro, que permite que el coste y la carga financiera se mantengan contenidos. Buena prueba de ello es que la ratio de cobertura en las colocaciones de medio y largo plazo alcanza las 3,95 veces por encima de la deuda emitida, el nivel más alto de la historia del Tesoro.
Las recientes revisiones al alza de las calificaciones de la deuda de las tres principales agencias internacionales (Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch) dan un nuevo impulso al apetito inversor. Un hito al que acompaña la caída de la prima de riesgo a mínimos no vistos desde antes de la crisis financiera, cerca de los 55 puntos básicos.
Gracias a esta gran demanda, la reducción progresiva de las tenencias de deuda de los países de la zona del euro del BCE ha podido ser compensada en el caso de España con la incorporación de nuevos inversores. Cabe destacar, en particular, el creciente peso de los inversores no residentes, que desde 2022 han incrementado en más de 180.000 millones de euros su posición en deuda española a medio y largo plazo. Hoy representan el 47 % del total (40% en 2022), frente al 25% del Eurosistema (33,5% en 2022) y el 14% de los bancos nacionales (más o menos estables desde el 13,7% en 2022 y notablemente por debajo del 30,6% de 2012).
La confianza de la comunidad inversora también se asienta en la gestión prudente de la deuda pública que ha permitido mantener una notable resiliencia en un contexto de subidas de los tipos interés oficiales del BCE. El Tesoro Público aprovechó los años de tipos bajos para prolongar la vida media de la cartera y estabilizarla en torno a casi ocho años (desde un nivel ligeramente superior a 6 años en 2013), donde se ha mantenido desde entonces. Esto reduce notablemente el riesgo de refinanciación y permite amortiguar el impacto de las subidas de tipos de interés sobre el coste de la cartera de deuda.
Actualmente, el coste medio de la deuda en circulación se sitúa actualmente en el 2,28%. Esto es, solo 64 puntos básicos desde su mínimo histórico del 1,64% en 2021, apenas un cuarto de la subida acumulada de 250 puntos básicos de los tipos de interés oficiales en el mismo periodo.
Por otro lado, el coste medio de emisión se está reduciendo en los últimos meses, convergiendo al coste medio de la deuda en circulación y limitando el recorrido al alza de este último. Así, el coste medio de emisión de 2025 hasta el mes de agosto se sitúa en el 2,75%, por debajo del 3,16% del año pasado.
Todo ello ha contribuido a que la carga financiera de la deuda del Estado sobre el PIB se mantenga contenida, en torno al 2%, cerca de su mínimo del 1,88% en 2021 y lejos del máximo del 2,92% registrado en 2014.