Gracias por la invitación y por la posibilidad que tengo de hablar hoy aquí en este entorno tan agradable, donde además se tiene particular aprecio por las conversaciones profundas sobre la economía y sobre la situación económica, con lo cual es un doble placer.
Dos mensajes -porque me han dicho tienes que ser corto que la gente ya va muy cansado, que son muchas horas aquí- y además hay que dar también algún mensaje de recuperación de energía, entonces dos mensajes que tiene mi charla, mi intervención, que son muy claros.
El primero, que lo desarrollaré ahora en un momento, es que es el momento de Europa. Sé que habéis estado hablando de Europa esta mañana y yo voy a intentar convenceros de que estamos ante una ventana de oportunidad excelente para que Europa pueda destacar en el marco actual, pese a la incertidumbre y volatilidad que tenemos.
El segundo mensaje, seguro que lo estáis anticipando ya, es el momento de España dentro de Europa, y además os lo voy a aterrizar, os lo voy a justificar con datos sin necesidad de torturarlos, que ya he escuchado antes que alguien hablaba de torturar datos, pero hace falta, vamos a aterrizarlo de manera muy sencilla.
Empezamos por Europa. La discusión que habéis tenido esta mañana yo creo que ha tenido que girar necesariamente en torno a este nuevo contexto, este nuevo orden geopolítico, estratégico, internacional, donde están cambiando las reglas. Se está redefiniendo prácticamente día a día el marco en el que nos movemos, las relaciones o las reglas de los intercambios comerciales, financieros. Y en este marco normalmente se suele decir que Europa es un actor que juega con las manos atadas, es un herbívoro en un mundo de carnívoros. Y en este mundo de carnívoros, como no nos demos prisa, como no nos espabilemos, nos pueden comer. Y yo aquí mi respuesta, que va en línea también con lo que suele decir Borrell, el exvicepresidente de la Comisión Europea, exministro, es que Europa tiene que mantener una serie de valores propios, pero por supuesto estar a la altura, no ser ingenua. Tenemos que ser omnívoros, es decir, darnos también a esa actitud de una mayor proactividad, de intentar ser líderes a nivel internacional, pero sin perder lo que nos hace propios, los principales elementos que definen nuestro ADN: el ser abiertos a un mundo multilateral; el además ser el continente de la energía verde, de la sostenibilidad medioambiental; y el ser también un reflejo de ese gran modelo de bienestar social que tenemos en Europa y que es, sin duda alguna, la envidia del mundo entero. Estos tres vectores tienen que seguir definiendo la respuesta que demos a los retos que vienen por delante.
Con estos valores, una hoja de ruta muy clara, tenemos el informe Draghi, el informe Letta, que ponen sobre la mesa más de 150, 200 recomendaciones que nos dicen, nos abren la vía por donde tenemos que avanzar. Y con un sentido de urgencia, que además es el título también de estos días, de estas conferencias, que se juntan en este momento, unos valores claros, una hoja de ruta y una urgencia que se traduce en una unidad de acción y que, por lo tanto, nos permite y nos va a permitir, yo creo, dar la talla en este momento, que es un momento de crisis, sin duda alguna, y Europa siempre está a la altura en momentos de crisis.
Tenemos que ser capaces de establecer a Europa, a la Unión Europea, como un actor esencial, como un actor geoeconómico relevante en este nuevo contexto para que nos sentemos en cualquier mesa de negociación en igualdad de condiciones y seamos capaces de conseguir acuerdos justos y equilibrados para el conjunto de nuestros ciudadanos y de nuestras empresas. No tenemos que olvidar que somos un mercado de 450 millones de consumidores, ni más ni menos.
Para ello, solo voy a destacar las principales líneas de actuación y luego podemos quizá entrar también a definir algunas de ellas.
En el actual contexto de conflicto arancelario desde luego que tenemos que tener una aproximación de defensa de nuestros intereses comerciales. En ese sentido, como hablaba hace un momento, de ser capaces de negociar de igual a igual con todos los actores, sentarnos a la mesa de los grandes actores internacionales, de las grandes potencias económicas, sin ningún tipo de complejo. Y esto se consigue, entre otras cosas, a nivel europeo, negociando de manera conjunta, teniendo ese factor unitario, porque, por separado, todos somos países pequeños en la Unión Europea, pero conjuntamente sí que somos un actor relevante.
Y ahora mismo, como saben, la posición de la Unión Europea en esta negociación con Estados Unidos en el conflicto arancelario es de mano tendida para llegar a un acuerdo que sea justo para Europa, un acuerdo que sea equilibrado. Porque tengamos en cuenta que mientras estamos negociando en este periodo, en estos 90 días de tregua, tenemos un 10% de aranceles de aplicación generalizada que está ya operativo para la mayor parte de nuestras empresas, en la mayor parte de los sectores, más del 25% al acero, aluminio y productos derivados, más del 25% al sector del automóvil. Es decir, tenemos que ser capaces de reconfigurar esta situación y que esta reconfiguración, este acuerdo al que lleguemos, tenga en cuenta, por supuesto, las condiciones de partida de esta negociación.
Más allá de esta actitud defensiva frente a este conflicto arancelario, con la mano tendida, como he dicho, para ser capaces de llegar a un acuerdo, tenemos que seguir buscando o tejiendo una red de aliados estratégicos. Europa lo está haciendo, lo lleva haciendo la Unión Europea en los últimos años, acercándonos, por ejemplo, a Mercosur, con ese acuerdo que tuvimos hace apenas unos meses y que ahora falta por ratificar. Yo soy optimista en que podamos ser capaces en la Unión Europea de ratificar este acuerdo de Mercosur antes de final de año. Se dan todas las condiciones necesarias para que esto suced. Y, además, para España sería particularmente positivo que seamos capaces de enganchar nuestros dos principales mercados, el mercado europeo y nuestros hermanos latinoamericanos. Con mercados tan importantes como, por ejemplo, el mercado de Brasil, que supondrían un incremento potencial de exportaciones en productos que se pueden ver particularmente afectados por el cierre del mercado norteamericano, como pueda ser el vino o el aceite de oliva, por ejemplo.
Además, desde Europa hay que reforzar el mercado interior. Un análisis bastante reciente del FMI nos decía que si fuéramos capaces de aprovechar el potencial del mercado interior de los 27, esto para las empresas en mercancías sería el equivalente a reducción del 45% de los aranceles. Es como la moneda común para valorar el impacto de las medidas. Y para servicios sería el equivalente a una reducción del 110% de aranceles. Este es el potencial tan grande que tenemos de seguir avanzando en esa consecución del mercado interior.
Además de esto, por supuesto, esa búsqueda de la autonomía estratégica, de la seguridad económica como un gran vector de actuación en materia de productividad, también de competitividad, por parte de la Unión, con una voluntad de reindustrializar o de modernizar sectores industriales estratégicos. Algunos de ellos, por supuesto, en esta mesa que tendremos en un momento.
Con la voluntad también de seguir avanzando en nuestra doble agenda, en la agenda verde y en la agenda digital, que parte o se nutre de ese Plan de Recuperación inicial.
Con una voluntad de seguir avanzando en materia de innovación, que es uno de los elementos esenciales del Plan de Seguridad y Defensa que anunció el presidente hace apenas unas semanas.
La voluntad de avanzar, por supuesto, en la Unión de Mercado de Capitales, o como ahora se llama la Unión de Ahorro e Inversiones. Es decir, seguir avanzando en esa integración a nivel europeo, paso a paso, pero con una actitud decidida.
Termino ya con esta parte europea, precisamente intentando señalar lo que yo creo que es ahora mismo quizá el principal freno o cuello de botella a que seamos capaces de conseguir aprovechar esta oportunidad. Es, sin duda alguna, la lentitud que provoca la gobernaza que tenemos a la hora de tomar muchas de nuestras decisiones. El informe Draghi señalaba que normalmente tardamos unos 19 meses en todo el proceso legislativo a nivel europeo en poner en marcha las distintas medidas. Y esto tengamos en cuenta que sucede siempre que nos pongamos de acuerdo en qué medidas tienen que llevarse a cabo. Es decir, que hay muchas medidas, como por ejemplo las relacionadas con la Unión de Mercado de Capitales, las cuales llevamos más de 10 años discutiendo y todavía no hemos sido capaces de ponerlas en planta.
Pues bien, aquí desde España lo que se está proponiendo es una mejora en esta gobernanza con el Laboratorio de Competitividad, que es nuestra propuesta a nivel europeo, que permita lo que en inglés se llaman las coalition of the willing, es decir, que haya coaliciones de países que quieran avanzar en proyectos de integración entre ellos y que no tengamos que pasar de una fragmentación de 27 a 1 directamente, sino que podamos ir avanzando por pasos. En ese sentido ya hay proyectos dentro de este Laboratorio de Competitividad relacionados, por ejemplo, con la definición de productos de inversión homogéneos para distintos países europeos en los que vamos a avanzar ya antes de este verano. Es decir, estamos dando desde España una salida a esta capacidad de Europa, de la Unión Europea, para tomar decisiones de manera ágil.
Y ya que hablamos de España, vamos a pasar, si me permitís, y lo haré de manera rápida, a la situación actual y a las perspectivas de la economía española y por qué creo que es el momento de España dentro de Europa y por qué los datos así lo señalan.
Lo dijo ayer el presidente, y yo no me cansaré de repetirlo, España está liderando el crecimiento entre las economías avanzadas, no sólo entre las grandes economías europeas, entre las economías avanzadas.
Hace dos semanas el FMI actualizaba sus perspectivas para el año 2025. ¿Cuál es la única economía avanzada para la cual actualizaba al alza sus perspectivas? España. ¿Cuál es la economía avanzada que lidera las previsiones del FMI? España. Y además lo hacemos por segundo año consecutivo. Esto, evidentemente, no es una casualidad.
Además, estas buenas perspectivas, y ahora me centraré en el modelo de crecimiento, lo que están suponiendo es una enorme atracción de inversión, de inversión extranjera directa a nuestro país. Cuando vemos las distintas encuestas que se realizan a inversores internacionales respecto a cuáles son los factores que les llevan a tomar la decisión de invertir en un país u otro, el primero de ellos suele ser la situación económica, las perspectivas económicas de un país. Y aquí desde luego sigue destacando, como he dicho, España en un contexto en el cual nuestros principales socios están en una situación de desaceleración. Y precisamente ese mensaje positivo de perspectivas al alza es el que nos permite seguir liderando, seguir teniendo ese efecto tractor en materia de inversión. Si además lo sumamos a la calidad de nuestro capital humano, la cualificación de nuestros trabajadores, también a nivel gerencial, lo sumamos a la calidad de nuestras infraestructuras físicas, digitales, a nuestro mix energético, a la localización excepcional de España, como he dicho antes, como puente entre Europa y América Latina, entre Europa y África o Oriente Medio, esto todo ello configura la realidad que nos dice el Financial Times en su base de datos sobre inversión extranjera directa, que es que entre 2018 y 2024 España es el quinto país del mundo en número de nuevos proyectos de inversión. Si miramos a qué sectores están llegando estas inversiones, somos los segundos en materia de energías renovables o los cuartos en materia de inversiones en I+D o inteligencia artificial. Esa es la realidad de la modernización de la economía española y de la atracción de inversión y de capital extranjero.
Somos, y este dato a mí me sorprendió cuando lo conocí, el tercer país del mundo en términos de stock de inversión extranjera directa con respecto a PIB, detrás de Canadá y Reino Unido. Estos son datos de la economía española. Es decir, que merece la pena irlos poco a poco integrando porque esta es la realidad de nuestra economía.
En cuanto al modelo de crecimiento que nos lleva a estas buenas perspectivas, para mí la característica esencial es que es un modelo de crecimiento equilibrado, donde en comparación con etapas anteriores no está existiendo la acumulación de ningún desequilibrio importante. Por ejemplo, en la etapa de crecimiento de inicios de este siglo lo que vimos es una acumulación de un enorme desequilibrio exterior. Nuestra cuenta corriente se estaba desangrando, debíamos enormes cantidades al exterior en términos de cuenta corriente o de balanza de pagos. Ahora tenemos un crecimiento equilibrado anclado en un comportamiento excepcional del mercado de trabajo. Hemos tenido hoy los datos del mes de abril, 70.000 nuevas afiliaciones en términos desestacionalizados, 480.000 en los últimos 12 meses. Esta es la realidad de creación de empleo en el mercado de trabajo español, con además un empleo más estable, un empleo más centrado en sectores de mayor valor añadido. Es decir, más empleo, pero también empleo de mayor calidad.
Esta creación de empleo está siendo compatible desde el shock de inflación, el shock asociado a la guerra de Ucrania, con también una mayor productividad, que es otro elemento, otra característica que no se ha percibido normalmente en etapas de crecimiento anteriores de la economía española.
Además de esto, tenemos un sector exterior, un sector empresarial enormemente competitivo en mercancías, pero también en servicios. Y servicios no solo turísticos, sino en esencia servicios no turísticos, es decir, servicios a empresas. Exportamos más en servicios no turísticos 100.000 millones que en servicios turísticos, 93.000-94.000, pese a estar en año récord de llegada de turistas a España.
Y como decía, somos capaces de dar estas cifras porque además estamos teniendo un elemento de responsabilidad presupuestaria. La deuda con respecto a PIB ha caído en más de 22 puntos porcentuales desde el máximo que se dio a inicios del 2021 como consecuencia, evidentemente, de la respuesta a la pandemia. Además, el déficit está ya por debajo del 3%, que es este límite de las reglas fiscales europeas.
Es decir, España está cumpliendo y consiguiendo tener un círculo virtuoso gracias a este crecimiento equilibrado que nos permite mantener esas buenas perspectivas hacia adelante. No solo buenos datos hacia atrás, sino buenas perspectivas hacia adelante. Y nos permite ir utilizando o ir anclándonos, apoyándonos en este crecimiento para hacer de este crecimiento un elemento de conquista de derechos, de reparto y de reducción de desigualdad.
Esta es otra característica específica del modelo de crecimiento español que quiero destacar en numerosos ejemplos. Entre ellos, por ejemplo, la subida de más del 60% del salario mínimo interprofesional, que está suponiendo un elemento positivo. No solo a nivel macro, por lo que supone que tengamos mayores salarios, por lo tanto, mayor capacidad, recuperación de poder adquisitivo, en particular en estos segmentos que tienen una mayor propensión marginal a consumir, sino que es que, además, está suponiendo una mejora en toda la distribución salarial de la economía española. Es decir, un aumento del salario medio y, por lo tanto, un elemento positivo adicional. Otro círculo virtuoso gracias a estas mejoras.
Y cierro ya centrándome en los retos.
Somos conscientes de que por mucho que se haya conseguido seguimos teniendo muchos retos por delante. Entre otros, la respuesta continua a los shocks que van surgiendo. Estamos en un periodo en el cual yo creo que todos nos estamos acostumbrando a vivir en un punto de una elevada incertidumbre de manera continua.
Tanto empresarios como hogares o ciudadanos seguimos respondiendo al shock, al impacto de la DANA del pasado 29 de octubre. Lo dijimos, estaremos del lado de las empresas y de los hogares afectados hasta el final, intentando no sólo que se recupere la normalidad, sino que haya una modernización de la economía valenciana. Hoy hemos presentado precisamente el PERTE de Construcción Industrializada que tendrá su epicentro en Valencia y que es uno de los elementos clave también de mejora no sólo de vuelta a la normalidad, sino de mejora de productividad en un sector donde efectivamente normalmente esta se ve lastrada puesto que es un sector intensivo en trabajo y de baja productividad.
Y luego tenemos, por supuesto, el conflicto comercial y la respuesta que estamos dando al conflicto comercial. Respecto al conflicto comercial, donde tenemos este jueves la convalidación del real Decreto ley que ponía sobre la mesa la primera capa de ayudas de apoyo a nuestras empresas y ciudadanos, donde lo que hemos hecho aquí es poner sobre la mesa dos grandes vectores de apoyo. Uno, el acceso a financiación a corto plazo, a seguros también de crédito a la exportación y además un plan de apoyo específico para la internacionalización. ¿Por qué estos dos vectores como primera capa de reacción? Una encuesta que ha realizado ICEX a la que han respondido ya más de 1.200 empresas donde les preguntamos cuáles son sus necesidades en este momento, dada la información que tienen y dado el impacto que está teniendo el conflicto arancelario sobre su actividad. Lo primero que nos señalan es que necesitan información y apoyo. Apoyo tanto para mantenerse ahora mismo en un mercado complicado como es el mercado norteamericano, donde está cambiando la situación prácticamente día a día como para buscar mercados alternativos Y además necesitan financiación por si tienen algún elemento, algún problema a corto plazo de circulante o de liquidez. Esta es la respuesta inicial que hemos puesto sobre la mesa precisamente para acompañarles haciéndolo además de la mano de todos los agentes. Por ejemplo, el plan de ICEX e internacionalización se está definiendo conjuntamente con las comunidades autónomas para tener una sinergia entre toda la respuesta que están dando también los institutos regionales o las propias comunidades.
Y aparte de estos shocks más coyunturales o de corto plazo que van surgiendo, por supuesto que somos conscientes de los retos estructurales de la economía española. Entre ellos, el reto asociado a incrementar la productividad, a tener una economía cada vez más competitiva, cada vez más productiva. Con elementos esenciales donde estamos poniendo el énfasis como, por ejemplo, la reducción de la carga administrativa o de las barreras regulatorias para nuestras empresas. Y ya cierro con esto, con un ejemplo concreto donde estamos trabajando de nuevo de la mano de las comunidades autónomas en lo que hemos denominado el Régimen 20.
El Régimen 20 para los que no seáis conscientes es una implementación para España de una de las recomendaciones del informe Letta. Letta hablaba que para reducir la fragmentación de los 27 mercados en Europa una posibilidad era crear un nuevo mercado ficticio, un nuevo país, un nuevo Estado, que él lo llamaba el Estado o Régimen 28, con una especie de régimen simplificado de actuación para las empresas o fast-track que pudiera servir una vez que se cumpliera con este régimen para operar de manera libre en los 27 mercados restantes. Pues nosotros estamos aterrizando esta recomendación para reducir barreras y fragmentación en el mercado interior español. De la mano, como decía, de las comunidades y de las corporaciones locales, de los ayuntamientos, porque muchas de las competencias residen no sólo en el Estado, sino también de manera esencial en comunidades y ayuntamientos.
Esto es sólo un ejemplo, más allá de, por supuesto, el esfuerzo de digitalización en particular de nuestras pymes. Podría estar hablando mucho rato, pero creo que tiene que quedar claro que tenemos no sólo un elemento o un plan de respuesta a corto plazo a los retos que tenemos, sino también una visión de medio y largo plazo para mantener este impulso, que es lo que consideramos más relevante.
Muchas gracias.
Transcripción realizada por el Departamento de Comunicación del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa
