Gobierno de España

ENCUENTRO INFORMATIVO ‘GENERACIÓN DE OPORTUNIDADES’ ORGANIZADO POR EUROPA PRESS

​​Buenos días, gracias por la invitación. Es un placer, la verdad, estar aquí y poder hablar de oportunidades en un día que, efectivamente, es particularmente indicado para traer a la luz esta palabra. Tengo que reconoceros que me están azuzando a que sea particularmente extenso en mis palabras, pero voy a intentar trasladar unos mensajes claros en la medida en la que pueda.

Porque es verdad que oportunidades es una palabra excelente, pero quizá no es la palabra de este año, del año 2025. Estamos en un año en el cual, desde luego, una de las palabras clave está siendo la incertidumbre, por supuesto por el permiso de los aranceles.

Y aunque es cierto que llevamos unos años conviviendo en un nivel más alto estructuralmente de incertidumbre, acostumbrándonos a vivir con grandes cambios, porque esa es la realidad, sobre todo desde el COVID, donde además la geopolítica en estos meses, en estos años, está volviendo a ser una parte fundamental, vuelve al primer plano incluso de la realidad de la actualidad económica. Pero no es menos cierto que los acontecimientos de las últimas semanas, de los últimos meses, se están sucediendo con un punto adicional de velocidad.

Y además están poniendo en duda algunos de los pilares que considerábamos hasta hace poco, hasta hace casi nada como inamovibles, como indiscutibles, como el multilateralismo, el libre comercio, o también la importancia de la cooperación internacional.

Y en este contexto de enorme incertidumbre con respecto al futuro, incluso con respecto al futuro muy próximo, como sabemos hoy mismo, quiero dar un mensaje de confianza y optimismo. Este es, si tuviera que resumir en dos palabras, mi mensaje de hoy.

Se abre un momento de oportunidades. Es un momento en el cual España y Europa cuentan con enormes fortalezas para superar estos retos que tenemos por delante y convertirlos en oportunidades. Tenemos que aprovechar esta ventana de oportunidad que se abre y reforzar nuestro rol y nuestro liderazgo a nivel internacional. Este tiene que ser el momento de Europa y también tiene que ser el momento de España dentro de Europa.

Y déjenme que detalle algunas de estas fortalezas, de estos activos de los que disponemos tanto a nivel europeo como desde España, para que vean en qué fundamento, en qué vaso, este mensaje de confianza y de optimismo.

Y voy a empezar, como no puede ser de otra manera, por España. Decías tú, Alejandro [Beltrán, presidente de McKinsey], yo creo que es un buen punto, señalabas algunos de esos activos que tenemos de base, como nuestras infraestructuras digitales, por supuesto energéticas, infraestructuras físicas, que suponen una ventaja comparativa esencial. Tenemos además nuestro elemento del idioma, social, cultural, nuestra calidad de vida, la cualificación de nuestros trabajadores, una posición geoestratégica envidiable, una relación de puente entre Europa y América Latina, Europa y África.

Tenemos en definitiva todas las condiciones necesarias para ser, como decía, un líder a nivel internacional o dentro de Europa y aprovechar las oportunidades.

Pero si pudiera resumir en qué se está traduciendo el uso, diríamos, de estas ventajas, de estos activos, o en qué están evidenciándose estas capacidades, estas fortalezas de España, sería en nuestro modelo de crecimiento. En el éxito de un modelo de crecimiento que está siendo equilibrado y, por lo tanto, sostenible y, además, justo y responsable, que es para mí esa fuente de resiliencia que es aún más importante en el contexto actual.

De hecho, y a pesar de todas las incertidumbres que hay ahora mismo, España está siendo la economía que está tirando de la zona euro, con unas tasas de crecimiento robustas. Estamos con un crecimiento confirmado hace poco por el Instituto Nacional de Estadística del 3,2 en 2024, cuatro veces por encima de nuestros socios de la zona euro, siendo el 50% del crecimiento de la zona euro en este 2024, pese  a suponer apenas el 10% del tamaño de la zona euro. Esto da, yo creo que una imagen en términos relativos de lo que supone España como tracción, como elemento de tracción, como motor de crecimiento en la zona euro.

Pero, además, y esto es la noticia incluso, yo diría, más importante, es que se prevé que sigamos liderando el crecimiento hacia adelante. Y esto es, desde luego, ahora mismo el elemento esencial cuando queremos mirar con optimismo al futuro. España, según todos los servicios de estudios, liderará el crecimiento en este 2025 y también en el 2026, no sólo entre las grandes economías de la zona euro, sino entre las grandes economías avanzadas del mundo. Esto es motivo de orgullo, pero también de confianza con respecto a, como decía, esa capacidad de aprovechar las oportunidades que vienen por delante.

Porque no sólo se trata de esta cifra de cuánto estamos creciendo, sino de cómo lo estamos haciendo, que para mí es incluso aún más relevante. Porque, a diferencia de ciclos de crecimiento anteriores, estamos consiguiendo crecer, y que esto no sea a costa de la productividad, y daré ahora algunas cifras, estamos consiguiendo, además, combinar elementos que no se habían dado de manera conjunta en épocas de crecimiento anteriores, y este es el punto de equilibrio que quiero pasar a comentar con, esencialmente, cuatro dimensiones, que serán la dimensión de precios, de mercado laboral, de sector exterior y de cuentas públicas.

Pero quiero empezar por el mercado laboral. Tenemos hoy nuestras cifras de afiliación, que ya ha contado, ha presentado nuestra ministra de Seguridad Social, Elma, que marca máximos nuestro mercado laboral. Sigue mes a mes marcando máximos de afiliación, con casi 21 millones y medio en términos desestacionalizados, y con una cifra de paro, además, mínima desde antes de la crisis financiera. Esto, además, en un contexto de subida continuada de los salarios.

Este buen desempeño del mercado laboral, sin duda, es uno de los pilares sobre los que se está basando nuestra resistencia, nuestro modelo de crecimiento. Compatible con una mejor calidad del empleo, reducción de la temporalidad, más estabilidad, al fin y al cabo, que permite a los ciudadanos tomar decisiones de medio plazo, como la compra de una casa o como la compra de un vehículo sin ir más lejos. Este es el propio Banco de España el que señala los beneficios de la reforma laboral con esa reducción de la temporalidad para este tipo de decisiones y, por lo tanto, a nivel más macro para el consumo o para la inversión.

Tenemos, además, cuando hablamos del mercado laboral, a mí me gusta señalar esa creación de empleo, de afiliaciones en los últimos 12 meses, que se mantiene mes tras mes en el entorno del medio millón. Y esto, de nuevo, es otra señal clara del impulso que se está manteniendo, de la fortaleza de nuestro crecimiento que sigue estando presente en los datos de alta frecuencia.

En el pasado, además, este crecimiento elevado en materia de creación de empleo, intensivo en trabajo, solía ir acompañado de caídas de la productividad. Pero lo que vemos en los últimos años, señalaba también esta característica Alejandro, es que la productividad, en términos de producción por horas, está también creciendo. Estamos siendo capaces de incrementar el empleo y de mejorar la productividad y esta dinámica sienta las bases, como decía, para un crecimiento, además, sostenido.

Y la situación del mercado laboral y la buena evolución de los salarios, apoyado, entre otros, en importantes medidas que hemos tomado en los últimos años, valientes, yo diría, como la subida del salario mínimo interprofesional, más del 60%, cerrando la brecha con las recomendaciones que nos da la Carta Social Europea, el 60% del salario medio, están contribuyendo a que, combinado con la reducción progresiva de la inflación, tengamos una mejora del poder adquisitivo. La inflación va poco a poco hacia ese objetivo del Banco Central Europeo, del 2%, y la subida sostenida de los salarios supone que España está entre los países europeos donde más se está recuperando la capacidad de compra de los ciudadanos. Estamos siendo capaces de trasladar de la macro a la micro esa mejora, ese crecimiento robusto y, por lo tanto, que se note en los bolsillos de los hogares.

En tercer lugar, más allá del mercado de trabajo, de la buena evolución también de los precios y, por lo tanto, la recuperación del poder adquisitivo, tenemos un sector exterior que está siendo un vector de competitividad extraordinario para España. Un sector exterior donde vemos que, frente a esa etapa de crecimiento previa a la crisis financiera, donde nos desangrábamos en términos de endeudamiento frente al exterior, con un déficit por cuenta corriente histórico, ahora estamos en una situación contraria. Tenemos capacidad de financiación frente al exterior, de hecho récord por encima del 4% del PIB en el año 2024.

Y dentro del sector exterior, me gustaría señalar el comportamiento de los servicios no turísticos, porque hablamos normalmente de evolución de mercancías o de turismo, pero es que las exportaciones de servicios no turísticos, que son servicios a empresas de mayor valor añadido y, por lo tanto, de creación de riqueza, están por encima de los servicios turísticos. Estamos hablando de 100.000 millones frente a 94 o 95.000, incluso en un año récord de turismo como fue el año 2024. Siendo una señal clara de modernización de nuestra actividad económica y, por lo tanto, de nuevo, de resistencia y de sostenibilidad de nuestro patrón de crecimiento hacia adelante.

Y estos buenos datos se ven en las exportaciones, pero se ven también en la atracción de inversión extranjera directa, en España como hub de atracción de inversión. Si miramos los datos del Financial Times, tiene una base de datos de inversión extranjera directa y estos nos dicen que entre el año 2018 y el año 2024, esto sorprenderá a algunos, pero espero que cada vez a menos, España ha sido el quinto país del mundo con mayor número de nuevos proyectos de inversión, lo que se conoce como greenfield investments. Y esto, de nuevo, es otra señal clara de lo bien que están evolucionando las cosas, de lo competitiva que está siendo la economía española. Porque si además aterrizamos estos proyectos de inversión mirando en qué sectores se están dando, España es el segundo país del mundo en nuevos proyectos de inversión en materia de energía renovable. Esto, desde luego, es una señal clarísima de la calidad, aparte de la cantidad de esta inversión que está llegando, y que además va asociada, por ejemplo, a ser los cuartos a nivel mundial en nuevos proyectos en materia de inversión en ámbito digital o de la inteligencia artificial, si hablamos precisamente de esa necesidad de aumentar la productividad también hacia adelante.

Esto, por lo tanto, conlleva que la apuesta, por ejemplo, que hemos tenido en materia de energías limpias, además está siendo un vector de competitividad. Y yo creo que ese punto, que también citaré luego en el ámbito europeo, es un elemento que tenemos que mantener en nuestra mente cuando hablemos de la importancia de esta apuesta por luchar contra el cambio climático del Pacto Verde también a nivel europeo.

Hay un análisis específico, por ejemplo, del Banco de España, que señala que el incremento de la producción de electricidad a través de renovables, que ha pasado de estar por encima del 20% al 56% en los últimos seis años, ha supuesto una reducción del 40% en el coste de la electricidad en el mercado mayorista. Esto, de nuevo, es otra señal clara del elemento de competitividad que supone la apuesta por las energías renovables.

Y todo ello, y esta es la cuarta dimensión de ese equilibrio, hemos hablado del mercado laboral robusto con creación de empleo de calidad, hemos hablado de la moderación de los precios que permite aumentar la capacidad de compra de los agentes, hemos hablado también de este sector exterior competitivo, pero también todo esto se cierra con una visión responsable, con una evolución de las cuentas públicas controlada, con una reducción, hagámonos una idea, desde el pico que tuvimos en materia de deuda pública que se dio a inicios del 2021, por supuesto, como consecuencia de la respuesta al COVID, de la protección de nuestras empresas y nuestros trabajadores. Desde ese pico, ha bajado la deuda pública en más de 22 puntos de PIB, básicamente volviendo al 100%, es decir, recuperando el espacio que utilizamos para responder a la pandemia.

De nuevo, un elemento esencial también de responsabilidad hacia adelante. En términos de déficit, hemos tenido apenas la semana pasada también buenas noticias, con esa superación del objetivo que teníamos, que era del 3% para el 2024, llegando, alcanzando el 2,8%.

De nuevo, es una señal importantísima hacia afuera de cómo se están haciendo las cosas y de la importancia de esta visión de crecer, de crecer y repartir ese crecimiento de manera justa y hacerlo también con un punto de responsabilidad fiscal que asegure que este crecimiento es sostenible hacia adelante.

No quiere decir ello, el que vayamos consiguiendo estas cifras, que desde luego son la envidia de muchos de nuestros pares, no quiere decir que no existan, que no mantengamos retos y ambición por delante para seguir avanzando.

De hecho, tenemos retos enormes y conquistas todavía por delante en esta legislatura, algunas de ellas, y miro aquí, por supuesto, a nuestra ministra de Vivienda, que tienen que ver con garantizar el acceso a una vivienda en condiciones asequibles, en particular para nuestros jóvenes, donde el Gobierno está poniendo todos los esfuerzos necesarios como tarea prioritaria que es liderado, por supuesto, por nuestra ministra de Vivienda y con ya algunos avances, algunos pasos importantes sobre la mesa.

Además de este enorme reto, por supuesto, el seguir consiguiendo que las cifras macro lleguen al día a día de los ciudadanos con esas mejoras progresivas de los salarios y conseguir que nuestra economía, efectivamente, sea cada vez más productiva, levantar el crecimiento potencial hacia futuro, porque esta es la mejor manera de conseguir también que nuestras cuentas, al fin y al cabo, sean sostenibles y que podamos mantener este Estado del bienestar que tanta falta nos hace.

Y engancho ya con la parte europea, porque estos buenos resultados, este modelo de crecimiento virtuoso que tenemos por equilibrado y sostenible, no podría explicarse sin el Plan de Recuperación. Es decir, sin la vertiente europea que ha venido a ayudarnos a cerrar el círculo de nuestro modelo de crecimiento. Ha sido motor de inversiones, hablábamos justo ahora de la importancia de las inversiones, y también de reformas estructurales importantes que se diagnosticaron eran necesarias en nuestro país, entre ellas, por ejemplo, la reforma laboral.

Estamos modernizando, gracias al Plan de Recuperación, nuestro tejido productivo. De hecho, hay muchas señales ya sobre la mesa. Si miramos en qué sectores está creciendo más la afiliación, está creciendo más en los sectores de mayor valor añadido, sectores como actividades científicas, I+D, ahí es donde se está concentrando la creación de empleo.

Por supuesto, tirado por esa enorme inversión que estamos haciendo, gracias también al Plan de Recuperación y a la colaboración público-privada, a ser capaces de apalancar inversión privada en los ámbitos que son el foco del Plan de Recuperación, no solo en el ámbito renovable, sino también, en esencia, el ámbito de la digitalización y de la renovación de nuestra productividad.

Y este Plan de Recuperación, y hago el enganche aquí con la vertiente europea, es, sin duda, el mejor testimonio que hemos tenido de la solidaridad, de la unidad y de la determinación de la respuesta europea en situaciones de crisis, como lo fue, por supuesto, el COVID, de nuestra capacidad de reinventarnos, de nuestra capacidad de salir reforzados de estos enormes retos. Y, desde luego, esta reflexión, que era válida en el COVID, no puede ser más oportuna hoy día, donde es un momento para volver a poner sobre la mesa estos enormes valores, estos importantes valores europeos.

Citaba el propio presidente del Gobierno, en su comparecencia la semana pasada, el miércoles pasado, a Jacques Delors, diciendo que Europa es una construcción que se está reinventando de manera continua y que lo hace, además, normalmente en las situaciones de crisis. Pues bien, es el momento de hacerlo, es el momento, precisamente, de hacerlo, pero reforzando nuestras señas de identidad, los valores del proyecto conjunto que tenemos como europeos. Entre ellos, nuestra visión abierta o multilateral, nuestra visión también sostenible de crecimiento de nuestra economía y nuestra visión social, nuestro Estado del bienestar. Estos son tres de los pilares que tenemos que seguir manteniendo.

Y, además, cito estos tres porque, curiosamente, parecen estar en entredicho, los tres, en estas últimas semanas, en estos últimos meses. Y creo firmemente que tenemos que protegerlos como algo irrenunciable en el futuro y en el éxito de la Unión Europea.

Y déjenme crear unas pinceladas muy pequeñas con respecto a cada uno de estos tres. En primer lugar, el carácter abierto y multilateral de la Unión Europea, que es, sin duda, uno de los elementos que ha contribuido al éxito de nuestro modelo y al éxito de nuestro proyecto conjunto. El libre comercio ha sido uno de los pilares de crecimiento de la Unión y dentro del libre comercio, por supuesto, el desarrollo de la relación comercial, económica, financiera con nuestro principal aliado, con nuestro principal socio, como son los Estados Unidos.

Esta relación transatlántica ha sido clave para el crecimiento de ambos lados del Atlántico. Es la relación comercial y de inversiones más importante, más grande del mundo. De hecho, el intercambio diario de bienes y servicios entre ambos lados, entre los Estados Unidos y la Unión Europea, alcanza los 4.400 millones de euros. Este es el nivel de intercambio diario de bienes y servicios.

Si miramos, además, el caso bilateral de España y Estados Unidos, el mensaje se mantiene. Es una relación estratégica a defender. Este comercio bilateral se ha más que duplicado en los últimos diez años, con una inversión extranjera entre ambas partes bilateral de unos 100.000 millones de euros en cada una de las direcciones. Este es el tamaño de lo que tenemos que proteger y, por lo tanto, de ahí la importancia de reforzar este vínculo.

Es por eso que, desde la Unión Europea, desde luego desde España, lo que se está manteniendo desde el principio es una actitud constructiva que proteja precisamente esta relación y que evite una escalada de medidas proteccionistas. Este tiene que ser siempre el primer objetivo porque son medidas que no benefician a nadie.

Dicho esto, sin embargo, y más en un día como hoy, Europa no va a ser ingenua, España tampoco lo será. Tenemos que protegernos si es que se dan las condiciones, si es que existen o se ponen sobre la mesa medidas injustas e injustificadas frente a las cuales Europa, por supuesto, tenga que dar un paso.

Estamos preparados y tenemos las herramientas necesarias para responder de manera decidida, de manera unida y, por supuesto, también de manera proporcionada. Vamos a defender los intereses de nuestras empresas, de nuestros ciudadanos, de nuestros trabajadores y lo haremos también acompañando a los sectores que puedan verse afectados.

Pero no tenemos que resignarnos a esta agenda defensiva, podremos llamarla. Europa tiene que seguir avanzando en los deberes de nuestra agenda propia, que tiene desde luego dos dimensiones importantísimas. La de avanzar en la integración del mercado interior, en reducir barreras, en simplificar también, y hablaré un poco más de esto ahora mismo, y en avanzar también en reforzar las alianzas con socios estratégicos. Y aquí me gustaría señalizar o particularizar la relación con Mercosur.

Es importantísimo que Europa, la Unión Europea, ratifique el tratado, el acuerdo con Mercosur en los próximos meses porque, en concreto para España, va a ser una manera fundamental, adicional, no sólo de avanzar en las relaciones en materia de seguridad estratégica o de autonomía también para los países europeos, sino de reforzar lazos comerciales que nos permitan reducir riesgos, diversificar y, por lo tanto, reducir el posible impacto de medidas proteccionistas que puedan imponerse. Hay una enorme oportunidad, desde luego, para la Unión y para España aquí, de seguir demostrando que somos y seguiremos siendo un socio fiable y, por lo tanto, confiable.

El segundo pilar, más allá del multilateralismo, es, por supuesto, la apuesta por una economía sostenible. La Comisión Europea confirmaba este compromiso a través del Clean Industrial Deal que se presentó hace apenas unas semanas, unos meses, que recoge ese objetivo de reducción de emisiones en un 90% de aquí a 2040.

Esta estrategia tiene, además, que servir, como decía anteriormente, para ir poco a poco aprovechando la escala de estos 450 millones de consumidores que supone nuestro mercado único, desarrollando infraestructuras comunes: infraestructuras comunes de gas, hidrógeno, electricidad. Garantizando, por lo tanto, el transporte, garantizando la distribución eficiente en el futuro.

Y este, desde luego, es un elemento importante para la sostenibilidad, pero también una apuesta clave en materia de seguridad.

Esperamos grandes inversiones en este área, por supuesto, en los próximos años, igual que se están produciendo ya, también, entre otras cosas, para contar con la generación suficiente para alimentar las inversiones en tecnología, en capacidad de procesamiento que vamos a tener a lo largo de los próximos años. No solo es un elemento clave para la seguridad, sino también para la competitividad.

Y todo ello va a venir de la mano, porque no son elementos excluyentes, de una agenda ambiciosa de simplificación administrativa. Tenemos que intentar evitar contraponer el objetivo verde al objetivo de competitividad o de simplificación administrativa. Vamos a ser capaces de combinar una ambición en materia de actuación climática con la reducción de los costes para nuestras empresas y, por lo tanto, sin renunciar a la ambición en materia de hacer que nuestra operativa, que nuestras empresas sean cada vez más productivas.

El tercer punto, que para mí es, yo creo que ahora mismo, probablemente a corto plazo, también el más importante, es el reforzar la apuesta por el Estado del bienestar de la Unión Europea y por la perspectiva social como factor definitorio del proyecto europeo.

Es importante, además, recordar este elemento en un momento en el que la desafección con las instituciones está siendo cada vez más evidente a nivel internacional y también cuando parecen cuestionarse cada vez más políticas que han supuesto avances enormes y que han permitido reducir la desigualdad en los últimos años.

Políticas en el ámbito social pero, por supuesto, también políticas de diversidad o igualdad de género que están suponiendo no solo un avance en materia de igualdad de derechos tan necesario en países como los países de la Unión Europea, pero además, de nuevo, un vector de competitividad, como ya vimos también en todos los análisis que resaltamos el día 8M, pero que conviene o que merece la pena recordar día a día porque el avanzar en la utilización del factor productivo femenino, es decir, ese capital humano que tenemos infra-aprovechado, infrautilizado, supone mejoras también en materia de resultados para las propias empresas.

Krugman avanzava hace apenas unas semanas en su artículo de despedida en el mes de diciembre en el New York Times, titulado “Encontrando la esperanza en una era de resentimiento», como es nuestra obligación o sigue siendo nuestra obligación el devolver la esperanza y la confianza a los ciudadanos, esperanza y confianza en las instituciones como elemento fundamental, como ancla en este momento de enorme incertidumbre.

Esta reinvención constante de la que hablaba Delors y que tiene que llevarnos a partir de ahora a renovar el contrato social, es la clave para que las medidas y los avances que necesitamos en los próximos años se consigan hacer sin generar desafección y reforzando la sostenibilidad de nuestro modelo económico y social.

Aquí tenemos, en esta renovación del contrato social, dos elementos clave que señala la socióloga economista Minouche Safik que son la confianza, de nuevo, y las oportunidades. Volvemos a los mismos conceptos una y otra vez. Estos son los dos mensajes de los que cabe incidir y los que nos van a llevar precisamente a renovar este contrato social y a conseguir que no dejemos a nadie atrás en estos enormes retos que tenemos por concebir que tenemos por afrontar en los próximos años.

Y cierro ya. Reiterando estos dos mensajes de nuevo. Confianza y optimismo. Tenemos los mejores mimbres para enfrentarnos a los retos venideros y empezando, por supuesto, por las fortalezas de la economía española, este crecimiento fuerte, equilibrado, responsable y justo que es el motor de la zona euro y siguiendo por este sentimiento profundamente europeísta que tenemos los europeos, pero que tenemos en particular en España. Esto tiene que ser o tiene que suponer a la hora de enfrentar los retos que vienen una apuesta por nuestros valores. Desde ellos tenemos que ser capaces de aprovechar las oportunidades que se abren.

Suele decirse que Europa es un herbívoro en un mundo de carnívoros y que por lo tanto no podemos competir ni sobrevivir a largo plazo. Tenemos que estar precisamente a la altura del momento. Hay que ser valientes, avanzar en el proyecto de integración europea, pero tenemos que hacerlo partiendo de nuestros valores.

Una Europa omnívora es la que nos va a permitir precisamente prosperar en este nuevo orden internacional que se está redefiniendo.

Muchísimas gracias.

https://www.youtube.com/watch?v=NoMPwWsVt10

Transcripción realizada por el Departamento de Comunicación del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa

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