Gobierno de España

​Conferencia CESCE 2025

Muchas gracias, Pablo (de Ramón-Laca, presidente ejecutivo de Cesce). Muchas gracias a Cesce, por supuesto, por la generosa y amable invitación. Me da pena tener solo la posibilidad de hablar en la introducción porque me gustaría entrar en la discusión de fondo con panelistas tan estupendos como los que habéis citado hoy.

Es un placer estar aquí y poder contribuir a esta conferencia. Como decías, Pablo, ya más de 50 años desde que Cesce está desempeñando un papel fundamental en la internacionalización de nuestra economía, de la empresa española, proporcionando esa financiación, esa cobertura de riesgos políticos, comerciales, riesgos extraordinarios, hoy día derivados desde luego de las operaciones en el exterior, que son, como dices, cada vez más frecuentes y un elemento estructural de nuestra economía hacia adelante. Una de las grandes fortalezas, precisamente, de nuestro modelo de crecimiento equilibrado.

En ese sentido, por supuesto, también, creo que lo has dicho tú, Pablo, hay que agradecer la temática. Evidentemente no hay otra discusión que esté más al día que la de seguridad económica, pero es una discusión de expertos, pero también de ciudadanos. Creo que es algo que nos lleva a todos a plantearnos cuál es la situación de España, cuál es la situación de Europa en el mundo que tenemos y también hacia adelante. Es un debate apasionante por el impacto que tiene, desde luego, en las reglas del juego, por el impacto que tiene en las medidas de política general, pero las medidas de política económica que tenemos que tomar, el impacto que tiene en la confianza de los ciudadanos, en las decisiones empresariales, en definitiva, el impacto en nuestra vida diaria.

Nuevas necesidades geoeconómicas: crisis y oportunidad

En ese sentido, yo creo que somos todos conscientes de que nos estamos poco a poco acostumbrando, y esto ya es mucho decir, a vivir en un mundo con una incertidumbre aumentada, con un día a día en constante cambio y con una economía que se ve cada vez más afectada por los eventos, por los acontecimientos geopolíticos. Alguien decía que la geopolítica le estaba haciendo, era Federico Steinberg me parece, una OPA a la economía y esto es muy real, es muy cierto.

Estamos ante el retorno de la geoeconomía en nuestro mundo. Los efectos de la pandemia nos hicieron, en principio, replantear elementos tan importantes como la concentración en nuestra cadena de suministros. La agresión rusa, la invasión de Ucrania, nos recuerda la importancia de infraestructuras estratégicas. Las recientes discusiones sobre barreras comerciales o los costes de la cohesión económica o el proteccionismo nos recuerdan también las potenciales debilidades de las existentes interdependencias entre las grandes economías mundiales.

Y si a esto, si no fuera poco, le sumamos además la incertidumbre provocada por desarrollos tecnológicos cada vez más vertiginosos, aumentadas también por la presencia de redes sociales en nuestro día a día, que ponen en cuestionamiento elementos tan fundamentales como el contrato social, que además dan lugar a polarización, dan lugar a populismos y dan lugar a la erosión de nuestras democracias y a la falta de confianza en nuestras instituciones, estamos ante un escenario de enormes retos.

Estamos asistiendo en nuestro día a día a una mutación del orden económico mundial que está poniendo en duda algunos pilares fundamentales que hasta hace poco eran indiscutibles, como un sistema multilateral basado en reglas, como la cooperación internacional o el libre comercio, sin ir más lejos.

Y descendiendo al plano europeo, además de estos riesgos tan importantes, tenemos retos propios, retos adicionales, como señalan los recientes informes de Enrico Letta o Mario Draghi, que han lanzado una señal de urgencia acerca de la necesidad de aprovechar el tamaño potencial de nuestro mercado único y también de impulsar nuestra competitividad y nuestra productividad.

Este es, sin ir más lejos, el marco en el cual las políticas públicas deben de ser capaces de navegar. Es decir, un contexto global incierto y necesidades propias específicas de la Unión y todo ello en busca, cómo no, de ese concepto elusivo que es la seguridad económica.

Sin embargo, voy a intentar, aunque sé que no es fácil y espero que luego en las discusiones posteriores también haya algún elemento positivo, dejar algún elemento para el optimismo. Porque yo creo que pese a estos retos tenemos algunas buenas noticias.

Y para mí la esencial es que tanto España como la Unión Europea cuentan con grandes fortalezas para impulsar un liderazgo sólido en este contexto tan incierto, un liderazgo basado en principios que nos han sustentado en estas últimas décadas y que son el ADN específico de la Unión y que debemos de seguir reforzando como seña de identidad europea.

Es un proyecto abierto, un proyecto sostenible y un proyecto social. Son los tres grandes vectores sobre los que se ha sustentado la Unión y que creo que tienen que ser nuestros grandes activos también hacia adelante. Y curiosamente, cómo no, podríamos decir, son tres aspectos que están siendo puestos en entredicho y que yo creo que, como he dicho, son activos y renunciables.

Déjenme que vaya rápidamente por cada uno de ellos con algunos comentarios generales que estoy seguro que se desarrollarán después en las mesas y en las intervenciones y seguro que también en ese café posterior que tenéis que será de lo más interesante.

1.       UE abierta: defensa del libre comercio y el multilateralismo El primero es el carácter abierto, el carácter multilateral de la propia Unión. La Unión ha sido siempre firme defensora de un orden mundial basado en el derecho internacional, basado en reglas que aseguren, por supuesto, la previsibilidad, la libertad también en los intercambios económicos y comerciales. El libre comercio ha sido uno de los grandes pilares de crecimiento y de prosperidad de la Unión. En particular, dentro de ese libre comercio como pilar de crecimiento, nuestra relación transatlántica, la relación de la Unión con Estados Unidos, ha sido clave. Desde luego vemos que esta relación tanto comercial como de inversión es la más importante del mundo y dentro de los numerosos datos que hay para reflejarlo, a mí hay uno que creo que merece la pena resaltar y es ese intercambio de 4.400 millones de euros cada día entre ambos lados del Atlántico. Es, sin duda, el mayor reflejo de la interdependencia en términos positivos que tienen nuestras economías.  La fortaleza de esta unión, de esta relación, no solo se da con respecto a Europa, pero también con respecto a España. El comercio bilateral con Estados Unidos se ha más que duplicado en los últimos 10 años y el stock bilateral de inversión extranjera está en el entorno de los 100.000 millones de euros en cada una de las dos direcciones. De nuevo, esto da una idea clara de la interdependencia, de la fuerte relación entre ambas economías.  Por ello, la estrategia ante anuncios o medidas que estamos viendo en las últimas semanas tiene que pasar no solo por un elemento de prudencia inicial, sino por mantener una actitud constructiva, sabiendo que una guerra arancelaria, que medidas proteccionistas no benefician a nadie, y esto nos lo dice no solo la teoría económica, sino también la evidencia empírica, puesto que hemos tenido muchos casos donde se ha comprobado que no benefician ni al país que las impone ni, por supuesto, a aquellos que las sufren.  Pero dicho esto, por supuesto, he dicho que tenemos que ser constructivos, pero Europa no va a ser ingenua. Contamos con las herramientas necesarias para responder de forma decidida, defendiendo los intereses de nuestras empresas, de nuestras industrias y de nuestros ciudadanos, actuando de forma coordinada, por supuesto, a nivel de la Unión.  Y otros dos grandes ejes de los que tenemos que seguir actuando, que ya han sido nombrados y que seguro que serán desarrollados posteriormente, es avanzar en la integración de la Unión, integración hacia adentro, pero también integración hacia afuera.  

  • Hacia adentro, avanzando en la consecución de ese potencial del mercado interior. Sabíamos, lo hemos visto en unos informes del propio FMI hace poco, que ponen cifras a esta ambición del informe Letta de conseguir el mercado interior, y hoy son cifras interesantes en el contexto de las medidas arancelarias actuales. El aprovechamiento del mercado interior en su pleno potencial en materia de intercambio de bienes puede suponer un efecto equivalente a la reducción del 45% de los aranceles para nuestras empresas. 45%.En el ámbito de los servicios, el aprovechamiento de este mercado interior supondría un efecto equivalente a reducir los aranceles en más del 100%. Este es todo el potencial que tenemos por delante si somos capaces precisamente de avanzar de manera decidida en la consecución de este mercado interior, de estos 450 millones de consumidores que tenemos a nuestro alcance.  
  • A partir o más allá de esta integración hacia adentro, por supuesto la integración hacia afuera, la búsqueda continua de socios comerciales, de socios estratégicos como ya está haciendo la Unión, como hemos hecho con Chile, Canadá, Japón o recientemente Mercosur. Mercosur y México, socios fundamentales también hacia adelante. Tenemos que seguir explotando, explorando zonas y acuerdos comerciales, no solo hacia el oeste sino también hacia el este. Son acuerdos que estamos cerrando con países proveedores de minerales de tierras raras, mercados de destino para nuestras exportaciones que constituyen, como decía, una red de socios con los que tenemos que construir esta red de seguridad económica abierta.

2.       UE verde: la transición verde como palanca de competitividad

El segundo ámbito, como decía, más allá de ser abiertos, es sostenibles. Sostenibles, que tiene mucho que ver en Europa con la característica de una Europa verde. La transición verde como palanca hacia no solo una economía sostenible sino una economía competitiva, un doble rédito de esta apuesta por la sostenibilidad.

Esto desde luego es una seña de identidad de la Unión, este carácter verde y sostenible y es una fortaleza cuando parece, desde luego, como decía antes, ponerse incluso en cuestión esta agenda internacional que venimos avanzando en los últimos 30 años. Es un vector necesario para la sostenibilidad, pero también un motor de competitividad.

Yo creo que en este caso el ejemplo de España lo demuestra. El ejemplo de España es un elemento claro de este doble rédito de la apuesta por una economía sostenible, por un vector energético, en este caso verde, con un vector energético donde apostemos por las energías renovables, tratamiento de aguas, transporte, infraestructuras sostenibles. Esto ha hecho que el mix energético en España haya cambiado de manera drástica en los últimos años, llegando a producirse un 56% de nuestra electricidad procedente de un mix de fuentes de energías renovables. Somos el país avanzado en el mundo que tiene una mayor producción de electricidad procedente de energías renovables.

Esto tiene consecuencias claras, no solo en cuanto al beneficio ambiental sino también en la competitividad. El propio Banco de España señalaba una reducción de un 40% del coste de la electricidad con respecto a lo que hubiera sido si hubiéramos mantenido el mix energético que teníamos en el año 2019, donde la producción de electricidad basada en energías renovables apenas estaba por encima del 20%. Este es el impulso, esta es la ganancia en términos de competitividad que supone la apuesta verde.

Y luego, por supuesto, es un factor de atracción de inversiones. Si vemos la base de datos de inversión extranjera directa del Financial Times, España, entre 2019 y 2024, es el quinto país del mundo en número de nuevos proyectos de inversión, en proyectos greenfield. Si vamos al sector de renovables, España es el segundo país del mundo. Y esto, de nuevo, no es casualidad, es otra de las ventajas de esta apuesta por las energías renovables.

En definitiva, la sostenibilidad medioambiental es un eje de competitividad. La semana pasada, de hecho, la Comisión Europea confirmaba el compromiso de la Unión en este ámbito con el Clean Industrial Deal que recoge precisamente esa reducción de emisiones del 90% de aquí a 2024. Esta estrategia tiene que servir también para aprovechar la escala de nuestro mercado único, desarrollando infraestructuras comunes, garantizando un transporte y una distribución eficiente de la energía en nuestro continente para el futuro.

Esperamos grandes inversiones en este área en los próximos años. Y hablábamos antes, justo antes de entrar, de los posibles trade-offs que hay hacia adelante en algunos aspectos, en algunas medidas de política económica, y yo quiero señalar que tenemos que evitar trasladar mensajes de falsos trade-offs, y en este caso me gustaría señalar uno.

Podemos avanzar de manera decidida en nuestra agenda verde y, a la vez, hacer un esfuerzo enorme por simplificar nuestra normativa, por simplificar y reducir la carga administrativa de nuestras empresas y, por tanto, ser más competitivos de manera reforzada, no solo apostando por lo verde, sino, además, reduciendo esas barreras, esas cargas administrativas para nuestras empresas y ambos elementos son compatibles y pueden hacerse y esperemos que seamos capaces de hacerlo al mismo tiempo.

3.       UE social: modelo social europeo irrenunciable El tercer vector, y quiero terminar por este porque, desde luego, no es menos importante que los demás, es el modelo social europeo, que es un modelo, a todas luces, irrenunciable. Es otro de los grandes activos que forma parte de nuestro ADN, un factor que define el proyecto europeo desde el principio. Es un ángulo que debe entenderse como necesario para que nuestras políticas, además de ser justas, sean aceptables y, por lo tanto, y esto es muy importante, más sostenibles en el largo plazo. Este es un ángulo que, además, tiene aún más importancia hoy, dado, como decía al principio, el contexto de cierta desafección con las instituciones y con el modelo democrático en general. Parecen cuestionarse políticas que estaban tan asentadas como, por supuesto, las políticas de igualdad en las que hemos avanzado tanto los últimos años. Políticas que se traducen, por ejemplo, en el caso de España, en una mayor presencia de mujeres en puestos directivos y, con ello, en beneficios para nuestra economía, como, por ejemplo, la reducción de la brecha salarial, el mejor aprovechamiento de nuestro capital humano, además, mejoras de las oportunidades de conciliación, mayor satisfacción en el entorno laboral, mayor productividad, entre otros. Es decir, solo beneficios para nuestra economía de reducir esta brecha de avanzar en la agenda de igualdad.  Un modelo de defensa del componente social europeo que tiene que llevarnos a discusiones tan importantes como la renovación del contrato social, que tiene que responder a las demandas actuales de los ciudadanos y reforzar la sostenibilidad de nuestro modelo económico. Ambas son interdependientes.  Y aquí tenemos aportaciones fundamentales, como las de Minouche Safik, que se refiere a dos elementos clave para renovar este contrato social ante estos niveles de incertidumbre tan elevados como tenemos actualmente. La seguridad o confianza y las oportunidades.  

  • Seguridad, por ejemplo, en el ámbito laboral, a través de políticas predistributivas, como pueda ser la subida del salario mínimo interprofesional. También con la cobertura de riesgos para los agentes económicos y los ciudadanos, como es el caso del Consorcio de Compensación de Seguros ante catástrofes naturales. 
  • Oportunidades también en el ámbito laboral, con inversiones continuas en formación, en competencias orientadas a esos nuevos requisitos que están siendo cada vez más demandados por las empresas, a esa necesidad de formación continua que vamos a tener en las próximas décadas.

Retos pendientes para la seguridad económica de la unión: bienes públicos y gobernanza

Termino ya, una vez resaltados esos tres grandes activos que tenemos que seguir fomentando, simplemente poniendo sobre la mesa dos grandes retos que tenemos que enfrentar desde el punto de vista de la Unión. El cómo proveernos de los bienes públicos europeos necesarios hacia adelante y también cómo ser ágiles en materia de gobernanza.

  1. Financiación de bienes públicos europeos: defensa y más allá

En cuanto a los bienes públicos, hemos tenido en las últimas semanas, seguimos teniendo una discusión clara con respecto al ámbito de defensa, dentro del ámbito también del marco de la seguridad económica. Nos está exigiendo una reflexión acelerada sobre cómo dar respuesta a esta necesidad que nos apremia.

Tenemos algunas estimaciones de algunos institutos como Bruegel, por ejemplo, que habla de la necesidad de aumentar el gasto en unos 250.000 millones al año, a nivel europeo, en los próximos años. Y el gran debate, por supuesto, es cómo hacerlo, cómo conseguir desarrollar estas capacidades a nivel europeo. Y déjenme que deje simplemente cuatro claves desde mi punto de vista.

  • El primero es la necesidad de tener una planificación coordinada. Es fundamental que no se trate simplemente de aumentar en modo nicho, a nivel nacional, el gasto por parte de cada uno de los Estados miembros, sino que tengamos una visión de conjunto, que se identifiquen las necesidades, las capacidades a desarrollar para contar con un adecuado sistema de defensa paneuropeo. Es decir, que se avance en cuanto a la eficiencia del gasto a nivel continental.
  • En segundo lugar, necesitamos una visión estratégica. Estratégica en cuanto al desarrollo necesario de la industria de defensa en suelo europeo. En paralelo al esfuerzo común de financiación y de inversión, tenemos que seguir reduciendo nuestras dependencias, y esto contribuirá también a aumentar el crecimiento, a aumentar la productividad, las capacidades y generando externalidades positivas para el conjunto de la Unión.  
  • El tercer punto tiene que ver con la financiación. La necesidad de desarrollar una red de seguridad financiera a nivel europeo para proveer la defensa como bien público, pero también el resto de bienes públicos necesarios. Hay que aprovechar la flexibilidad por supuesto a nivel nacional, que permiten las reglas fiscales. Pero también, este es el mensaje importante, tenemos que tener una visión específica continental, europea. El desarrollo de esta red financiera de seguridad tiene que tener un componente europeo que incluya a sus instituciones, que incluya su presupuesto y que incluya también la posibilidad de crear instrumentos y herramientas que se doten de una financiación conjunta. 
  • Y el cuarto elemento, que también es importantísimo, es no ceñirnos al concepto de defensa más tradicional o más estricto. Tenemos que ampliarlo al concepto de seguridad económica, que va mucho más allá. Un concepto de seguridad económica que tiene que incluir elementos esenciales como por supuesto las interconexiones energéticas, desarrollo de infraestructuras críticas o también desarrollo de capacidades digitales, en materia de capacidad computacional, soluciones de inteligencia artificial y un largo etcétera, porque estos son sólo unos pequeños ejemplos. Tenemos, a través del ámbito de defensa y de esta discusión, una oportunidad de reforzar la arquitectura financiera europea y con ello contribuir de manera estructural, y esto es importantísimo, al desarrollo de una verdadera dimensión de seguridad económica en Europa.

2.      Necesidad de una gobernanza ágil

Y segundo punto, segundo reto, es el de la gobernanza. Es un reto que se ejemplifica también muy bien con la discusión sobre defensa.

Normalmente sabemos que la realidad en cuanto al horizonte en materia de toma de decisiones de la Unión no tiende a ser precisamente rápida o ágil. Draghi en su informe señalaba que normalmente nos lleva 19 meses adoptar un acto legislativo; y a esto hay que añadirle, siempre que nos pongamos de acuerdo en cuál es la vía por la que avanzar.

Se trata, por lo tanto, de un modelo que tiene que adaptarse a la creciente complejidad y a la urgencia de las medidas que son necesarias tomar. En este caso, por lo tanto, tenemos que valernos de nuestras fortalezas para tener un enfoque ágil. En este caso, no solo ágil, sino equilibrado e integrador.

Se oye mucho, y yo creo que es otra de las grandes palabras o de los grandes conceptos que se están desarrollando, el de las ‘coalitions of the willing’, la coalición o las coaliciones de países que quieren avanzar de manera voluntaria, de forma más rápida en proyectos integradores que sirvan, diríamos, de acicate para que el resto de países sigan de una manera equilibrada y sigan también este proyecto, estos procesos integradores, para hacerlos escalables al resto de la Unión a los 27.

Este enfoque, además de permitir un elemento de agilidad o de rapidez o de respuesta urgente a estas necesidades, permite también integrar países fuera de la Unión. Este es el caso, por ejemplo, de las discusiones en materia de defensa que se están teniendo, donde la presencia de jugadores o de actores como Reino Unido, Noruega, Canadá, desde luego, es fundamental para, como decía antes, aumentar, reforzar esta red de seguridad más allá de lo que son los 27 miembros de la Unión.

Los esfuerzos, por lo tanto, deben centrarse en agilizar la toma de decisiones y favorecer la puesta en marcha de decisiones que sean capaces de beneficiar al conjunto de países de la Unión.

Cierre

Me gustaría cerrar ya, por no alargarme más, insistiendo en el concepto de oportunidad, volviendo a ese mensaje positivo u optimista, de cara a ser capaces de aprovechar la ventana de oportunidad que se abre ahora para la Unión. Tenemos que reforzar la posición de la Unión, pero haciendo valer esos principios fundamentales que nos posicionan como un líder que está siendo demandado a nivel internacional o cuyo liderazgo está siendo demandado a nivel internacional.

Recuerdo ahora, en diciembre, en uno de sus artículos de despedida de New York Times, cuando Krugman hablaba de la necesidad de encontrar la esperanza en una era de rencor o resentimiento. Pues tenemos que ser, en parte, los que contribuyan a que seamos capaces de encontrar ese punto de esperanza, no solo nosotros o no solo para nosotros, sino también para muchos países o muchas áreas del globo que nos están esperando, que están esperando que la Unión lidere este proceso.

Tenemos los mejores miembros para transformar la desilusión de nuestra ciudadanía con respecto a las instituciones, para reforzar y aprovechar las ventajas de nuestra agenda verde, para reforzar la coordinación entre los Estados miembro, para recuperar los diferenciales de productividad y competitividad, para reafirmarnos en definitiva como un socio confiable en un mundo incierto y en cambio, pero que nos observa.

Los activos de la economía española también están ahí. Por supuesto, un motor de la zona euro con un crecimiento fuerte, equilibrado y justo que nos posiciona también de forma privilegiada para enfrentar con garantías este cambio de paradigma. Esto es importantísimo y nos tiene que dar también un punto de confianza en España para ser capaces de enfrentar esos grandes cambios de esta nueva agenda.

Sin más, simplemente dar las gracias de nuevo a Pablo, dar las gracias a Cesce. Estoy seguro y me da pena de que los debates van a tener un enorme interés, me da pena no poder estar para verlos. Espero poder conectarme, aunque sea ser uno de esos 750 que se conectan online y lo que deseo es una fructífera jornada.

Muchas gracias.

Transcripción realizada por el Departamento de Comunicación del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa​

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