El Hospital público 12 de Octubre lidera un ensayo para demostrar la efectividad de un tratamiento en adultos con una enfermedad ultrarrara
El Hospital 12 de Octubre, centro público de la Comunidad de Madrid, lidera un ensayo clínico independiente para demostrar que todos los pacientes con una enfermedad neuromuscular ultrarrara, denominada Déficit de timidina quinasa 2, se benefician de un tratamiento oral. En este momento está en fases avanzadas de desarrollo clínico, pero solo para casos cuyos síntomas se hayan iniciado antes de los 12 años. El ensayo con adultos, promovido por el Hospital 12 de Octubre, busca que sus resultados sirvan para ampliar sus indicaciones de uso a todas las personas afectadas, independientemente del momento del diagnóstico, dado que ya se ha administrado de manera compasiva y ha ofrecido mejoras muy significativas.
El Déficit de timidina quinasa 2 es una enfermedad extremadamente infrecuente, con una incidencia mundial estimada de 1,64 casos por cada millón de habitantes. Hasta la fecha únicamente se han identificado unos 250 pacientes. España es el país donde más casos hay diagnosticados, unos 60, una mayoría de ellos con formas clínicas de inicio no infantil. En la Unidad de Enfermedades Neuromusculares del 12 de Octubre hay en seguimiento 20 pacientes adultos.
Actualmente no existe ningún tratamiento autorizado para esta enfermedad. La doctora Cristina Domínguez, neuróloga de este Hospital, especialista en enfermedades neuromusculares y responsable de este ensayo, explica que “la timidina quinasa 2 es una proteína que participa en la generación de algunos de los precursores del ADN mitocondrial, unas moléculas llamadas nucleótidos pirimidínicos. Al no disponer de suficientes nucleótidos de este tipo, que son como los ladrillos para construir el ADN, la célula no dispone del ADN mitocondrial necesario para generar la energía celular. La consecuencia final es que el músculo esquelético no es capaz de ejercer su función con normalidad”.
Así aparece la pérdida de fuerza muscular, con alteración de los músculos de la cara, cuello, tronco y extremidades, afectando a la movilidad de los pacientes, y deterioro de los músculos respiratorios, lo que conduce a una insuficiencia respiratoria progresiva y, en algunos casos, al fallecimiento.
En los niños con afectación más grave la progresión de la enfermedad es muy rápida y su supervivencia sin tratamiento, inferior a los 3 o 4 años. La doctora Domínguez explica que en ellos los resultados de este tratamiento son espectaculares, con recuperación de muchas funciones motoras perdidas previamente, pero, sobre todo, por la prolongación de la supervivencia. “Niños que han recibido este tratamiento siguen vivos y con buena calidad de vida más de 8 años después”, subraya.
En el caso de los adultos, si bien la enfermedad progresa más lentamente, su esperanza de vida no suele superar los 15 o 20 años desde el inicio de los síntomas y, siempre que tengan asistencia ventilatoria, pues en caso contrario pueden fallecer antes por complicaciones derivadas de la insuficiencia respiratoria. “Con el tratamiento experimentan una mejoría casi inmediata del cansancio muscular, así como una recuperación de algunas funciones motoras. Vuelven a ser capaces de subir escaleras o se pueden levantar del suelo sin ayuda y, lo más importante, se frena la progresión de la debilidad de los músculos respiratorios por lo que esperamos que también prolongue la supervivencia en este grupo de edad”, enfatiza Domínguez.
LAS FAMILIAS, PROMOTORAS DEL TRATAMIENTO HACE 20 AÑOS
Los primeros indicios del potencial beneficio de este tratamiento se obtuvieron en un modelo animal de la enfermedad, dentro de una investigación de un laboratorio de la Universidad de la Columbia (EEUU). Su desarrollo fue financiado, entre otros, con fondos aportados desde fundaciones creadas por familiares de pacientes afectados por la enfermedad. Los ratones, que sin tratamiento morían a los 10 días de nacer, sobrevivían varias semanas sin efectos tóxicos aparentes y el ADN mitocondrial de sus células se restauraba.
Ante estos resultados preclínicos, el tratamiento empezó a administrarse a niños con formas extremadamente graves de la enfermedad en uso compasivo y con autorización de la Agencia Española del Medicamento. Finalmente, una empresa farmacéutica compró la licencia para continuar con el desarrollo de la molécula y conseguir su autorización por las agencias reguladoras de los medicamentos. Con este objetivo, se han llevado a cabo ensayos clínicos específicos, con el foco en las formas pediátricas más graves.
A partir de estos antecedentes y con el fin de que todos los pacientes afectados por la enfermedad tengan la oportunidad de recibir el tratamiento, el Hospital 12 de Octubre, líder mundial en el diagnóstico, caracterización clínica y tratamiento de esta patología, ha puesto en marcha un ensayo clínico independiente específico para los pacientes adultos, parcialmente financiado por un laboratorio, cuyo objetivo es demostrar que este perfil de pacientes también se beneficia del tratamiento con nucleósidos.