Bienestar Social explora junto a la ONCE vías de colaboración para la atención a la sordoceguera
La consejera, Candelaria Delgado, ha recibido hoy a la directora y gerente de FOAPS, Esther Requena; el delegado territorial de la ONCE, José Antonio López y el presidente del Consejo Territorial de la ONCE en Canarias, Miguel Déniz
En Canarias hay 215 personas con sordoceguera, probablemente una de las discapacidades más desconocidas por la sociedad, que son atendidas por la Fundación ONCE para la Atención de Personas con Sordoceguera (FOAPS).
La consejera de Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias del Gobierno de Canarias, Candelaria Delgado, junto al resto del equipo que tiene responsabilidad en el área de Discapacidad, ha conocido hoy de primera mano las necesidades especiales de este colectivo en una reunión en la que, por parte de la ONCE, han participado Esther Requena, directora y gerente de FOAPS; José Antonio López y Miguel Déniz, delegado territorial y presidente del Consejo Territorial de la Once respectivamente.
“La intención de la reunión era compartir con el equipo de la Consejería la realidad de las 215 personas que atendemos en Foaps, más allá de las necesidades comunicativas”, explica Miguel Déniz. “Hemos hablado de mediación y de la necesidad de formar personal en este ámbito, de las diferencias entre guía e interprete, y hemos mostrado aspectos de esta discapacidad que hacen que estas personas tengan menor autonomía”, ha comentado Delgado, quien también ha querido resaltar la importante labor de Foaps que desde 2007 está atendiendo a este colectivo. “Es muy interesante poder conocer detalladamente su labor y establecer vías de colaboración”.
La sordoceguera es la discapacidad que resulta de la combinación de dos deficiencias sensoriales (visual y auditiva) que se manifiestan en mayor o menor grado, provocando problemas de comunicación únicos y necesidades especiales derivadas de la dificultad para percibir de manera global, conocer y por tanto interesarse y desenvolverse en el entorno. La sordoceguera afecta gravemente las habilidades diarias necesarias para una vida mínimamente autónoma y requiere servicios especializados, personal específicamente formado para su atención y métodos especiales de comunicación.
La persona con sordoceguera tiene más restringidos los estímulos que si sufriera limitaciones en uno solo de los sentidos, y es importante considerar que las técnicas que se incluyen en los programas dirigidos a las personas ciegas o a las personas sordas se basan precisamente en la utilización intensiva del sentido que conservan.
Por eso, es necesario poner en práctica otras metodologías, tanto en la educación de los niños como en la habilitación y rehabilitación de los jóvenes y los adultos, basadas en el aprovechamiento no solo de los posibles restos de vista y oído, sino también de los demás sentidos, fundamentalmente el tacto.