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La isla de Lanzarote ya cuenta con su inventario de patrimonio industrial

La doctora y experta Amara Florido registra un total de doscientos treinta y nueve elementos muebles e inmuebles

Gracias a estas investigaciones, financiadas por la Dirección General de Patrimonio Cultural, se han dado a conocer elementos importantes, ignorados hasta ahora, que deben protegerse

Los inventarios constituyen una herramienta de gran utilidad en la gestión del patrimonio cultural. Permiten identificar, describir y localizar los  elementos patrimoniales para dar constancia de su existencia, posibilitando así la programación de actuaciones a partir de estos conocimientos. Por ello, la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural lleva impulsado en todas las islas estos trabajos a cargo de la experta y doctora en Historia del Arte, Amara Florido

En el caso del patrimonio industrial, estos trabajos contribuyen a definir los bienes que conforman este singular patrimonio y constituyen el primer paso en el camino hacia la protección de los elementos más relevantes que forman parte de nuestras señas de identidad y de la memoria del trabajo y del lugar. Gracias a estas investigaciones se han dado a conocer elementos importantes, ignorados hasta ahora, que deben protegerse.

El Inventario del Patrimonio Industrial de Lanzarote (2023-2024)

Inventario Industrial Lanzarote
Inventario Industrial Lanzarote

Continuando con los trabajos de inventariado, entre los años 2023 y 2024 se acometió el de la isla de Lanzarote, en dos fases. En la primera (2023) se realizó el de los municipios de San Bartolomé de Lanzarote, Tías y Yaiza, que se completó al año siguiente con Haría,Teguise, Tinajo y Arrecife. En total, este inventario cuenta con el registro de doscientos treinta y nueve elementos de diversa índole, entre los que destacan molinos y molinas, salinas, hornos de cal, faros, talleres y hornos.

Por municipios, San Bartolomé cuenta con diecinueve bienes inmuebles y cuarenta muebles; Tías, con catorce inmuebles y diecisiete muebles, Yaiza, dieciséis y cuatro, respectivamente; Haría contabiliza ocho inmuebles y veintidós muebles; Teguise, donde se ha registrado un mayor número de elementos de interés, relaciona treinta y tres inmuebles y once muebles; Tinajo, por su parte, cuenta con un patrimonio industrial que suma cuatro bienes muebles y catorce inmuebles; finalmente, Arrecife suma treinta bienes inmuebles y siete muebles.

Por lo que respecta a los bienes muebles, el mayor volumen se concentra en el Museo Etnográfico Tanit,  inaugurado en el año 2000. En su interior se exhibe una muestra de los bienes y enseres utilizados por nuestros antepasados, que constituyen una variada y rica manifestación de su vida social, laboral y religiosa. Dispone de un fondo de más de 3.000 piezas de diversa naturaleza: utensilios de trabajo y cotidianos, vestimentas, ídolos, etc. Destaca la sala dedicada a la industria vinícola, donde se conservan piezas de extraordinario interés: prensas de uvas, encorchadoras, estrujadoras, etc.

Otro enclave de referencia es el Museo del Vino, en las bodegas El Grifo, inaugurado en 1982, situándose actualmente en uno de los más visitados en esta materia en España, con cerca de 80.000 visitantes al año. El público puede contemplar un repaso por la evolución de la vendimia tradicional de Lanzarote a través de las maquinarias y utensilios empleados desde finales del siglo XIX y comienzos del XX: prensas, despalilladoras, encorchadoras, bombas de trasiego, encorchadoras, llenadoras de botellas, y una amplia y variada colección que ha quedado registrada debidamente en el inventario.

El municipio de Teguise es donde se han registrado un mayor número de elementos de interés. Sobresalen los molinos de gofio, con un total de ocho unidades, molinos salineros (6) y los hornos de cal (6). El resto lo integran: salinas, lagares, carpintería, herrería, panadería, tahona y el faro de Alegranza. Por el contrario, la capital lanzaroteña ha perdido una buena parte de su patrimonio industrial, especialmente el vinculado con la actividad conservera de pescado, que alcanzó su máximo peso económico entre 1950 y 1980.

Como ha ocurrido en las otras isla, se ha llegado tarde en muchas ocasiones ya que la escasa o nula sensibilidad que ha habido durante décadas hacia la herencia material industrial ha pasado factura. Nos encontramos, por lo general, con infraestructuras abandonadas, semiderruidas y la desaparición de instalaciones fabriles de relevancia en la isla: conserveras de pescado, molinos y molinas de gofio, fábricas de tabaco, salinas, etc. El patrimonio mueble ofrece una situación peor ya que no se ofrecen alternativas para su uso una vez han perdido la función original. Un patrimonio frágil, oxidado, castigado y herido al que se le ha dado pocas oportunidades.

No obstante, no podemos olvidar iniciativas aisladas y puntuales, que han permitido la recuperación de algunos molinos y molinas de gofio en Teguise, molinos salineros, en Yaiza, Arrecife y Teguise; etc.

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