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Mónica García se compromete a seguir ampliando la red de salud mental y poner los medios para combatir las «narrativas tóxicas»

La ministra de Sanidad, Mónica García, inaugura el acto
La ministra de Sanidad, Mónica García, inaugura el acto «Nuevos surcos en salud mental» en el Ministerio de Sanidad.

La ministra de Sanidad, Mónica García, ha inaugurado el acto celebrado en la sede del Ministerio de Sanidad con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, denominado ‘Nuevos surcos en salud mental’. Durante su intervención, ha reafirmado su compromiso con la ampliación de la red de atención en salud mental y con el desarrollo de herramientas para los profesionales. Además, ha hecho hincapié en la necesidad de combatir las «narrativas tóxicas» que perjudican especialmente a jóvenes y mujeres.

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, la ministra ha hecho un reconocimiento a los profesionales, familiares y cuidadores, a las organizaciones y asociaciones, a los investigadores y educadores y, sobre todo, a los propios pacientes. Y ha recordado que 40 años después de la reforma de salud mental en nuestro país, «nos encontramos en un momento crucial para reflexionar sobre la salud mental» y, aunque se ha avanzado mucho en visibilizar la importancia de este tema, «los desafíos que enfrentamos siguen siendo enormes».

«Creo que todos y todas estamos de acuerdo en que vivimos la era del agotamiento», ha recordado, asociado al engranaje de expectativas «fake». Se compite por metas irreales e inalcanzables «que nos generan una profunda frustración»: cuerpos perfectos, carreras profesionales de éxito y una idea de vida que parece exigir más de las 24 horas que tiene un día.

En este sentido, ha lamentado que algunos influencers creen expectativas y culpen a sus seguidores de su sufrimiento cuando no alcanzan a resolver problemas que son estructurales.

La angustia vital, ha incidido, no depende de hacer más o menos «burpees»,»este problema es consecuencia del desmantelamiento sistemático de los servicios públicos y del tejido social en los barrios de clase trabajadora durante décadas. En este contexto, los más jóvenes son las primeras víctimas de estas expectativas falsas, con temas como la vivienda, los empleos precarios o un futuro lleno de incertidumbre». Igualmente, «las mujeres también son blanco de discursos que impactan de manera devastadora en la salud mental», sobre lo que la ministra ha puesto como ejemplos «la deriva reaccionaria actual sobre el aborto o la campaña de Trump».

Para combatir estas «narrativas tóxicas», ha indicado Mónica García, es imperativo avanzar hacia un modelo que comprenda que la salud mental no es una cuestión exclusivamente médica o individual y que ponga en primer plano los determinantes sociales de la salud.

Con esa voluntad, ha dicho, se puso en marcha el Comisionado de Salud Mental, un organismo pionero en Europa y que ha sido ampliamente elogiado a nivel internacional. También se cuenta con grandes herramientas: el nuevo Plan de Salud Mental 2025-2027; el Plan de Acción para la Prevención del Suicidio; y el nuevo modelo asistencial de salud mental, centrado en la accesibilidad y la autonomía del paciente. Porque, en su opinión, se debe reformar la red de salud mental, hacer un diagnóstico real, reducir la desigualdad y mejorar la situación del trabajo y de la vivienda.

El consumo de ansiolíticos es siete veces mayor en personas con rentas bajas

Belén González, Comisionada de Salud Mental, ha señalado el trabajo y el tiempo como los principales factores que influyen en la salud mental actual. Ha instado a abordar esta cuestión desde la política, pero con rigor científico, y ha abogado por un enfoque más humano y acogedor en la asistencia en salud mental.

González ha conmemorado el 40 aniversario del cambio de modelo que supuso el cierre de los manicomios y la creación de la red comunitaria de salud mental, reconociendo que, si bien el contexto actual presenta una crisis distinta a la de entonces, exige políticas igualmente valientes.

Asimismo, ha alertado sobre el elevado consumo de psicofármacos en España, con un aumento del 250% en la prescripción de antidepresivos desde el año 2000, sin que esto se traduzca en una disminución de las enfermedades mentales. Además, ha resaltado la desigualdad en el consumo de ansiolíticos, siete veces mayor en personas con rentas bajas, subrayando la importancia de abordar los determinantes sociales de la salud.

Finalmente, ha defendido los derechos fundamentales y la autonomía de los pacientes, instando a que tanto las prácticas clínicas como las políticas internacionales reflejen este compromiso.

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