GENE | Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

En enero de 1986, en el sótano de un bloque de viviendas del madrileño barrio de Chamberí, Maite Arratibel, Celia García Bravo, Nacho Pérez de la Paz y Pedro Roldán fundaban un espacio alternativo de arte bautizado, irónicamente, como Galería Nacional. A su vez, en enero de ese mismo año, Manuel Saiz ponía en funcionamiento el Servicio Postal de Exposiciones Múltiples y Propaganda, una iniciativa de arte postal presentada como “una revista no ortodoxa, en la que las páginas, los artículos, se reciben de uno en uno y por separado, una galería que en cada envío va a mostrar una obra a la casa del espectador y no al contrario”. Según la nota editorial, simple y llanamente, “una cuña de oposición artística”. Un proyecto colaborativo radical que, meses más tarde, confluiría con el espíritu crítico de los socios y amigos de la Galería Nacional, donde Manuel Saiz llega guiado por Julio Jara, compañero de exposiciones en la galería Villalar y temprano colaborador en ambos proyectos. Es a partir de ese encuentro, y junto a las aportaciones de otros artistas y teóricos como Javier Colis, José Díaz Cuyás, Celia Martín, Pamen Pereira o Alberto Vidarte, cuando deciden unir ambas iniciativas independientes en un proyecto común: GENE, una galería de producción colectiva editora de múltiples postales.Influidos por una amalgama de referentes que van de Kurt Schwitters a Joseph Beuys y de Lao-Tse a Gustav Landauer, y con una fuerte actitud de rechazo hacia las políticas culturales de ese nuevo Madrid progresista que había encontrado en la pintura un camino de vuelta al orden, la actividad de GENE se centró fundamentalmente en sus asiduas reuniones, tertulias que dieron como resultado, entre 1986 y 1988, setenta y siete envíos postales numerados de más de una veintena de artistas, diversas acciones y la creación de un sello editorial, GENE Ediciones. Iniciativas que, desde una total precariedad de medios y una marginalidad manifiesta, generaron redes alternativas de difusión de ideas artísticas y obras que, con su actitud, cortocircuitaron algunos espacios oficiales dedicados al arte. Un ejemplo de ello es la polémica provocada por Pedro Roldán en la muestra 13 jóvenes pintores organizada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, cuando presentó como obra final tras haber pasado la selección con una propuesta diferente un trozo de papel con el dibujo de una lápida y el epígrafe “Espacio ganado/Espacio tomado”, firmada en nombre de GENE. O el cadáver de un perro atropellado presentado como obra colectiva a Punto 87, la muestra de arte joven anual organizada por el Ayuntamiento de Madrid.GENE. Topía y revolución: 1986-1988 recoge, por vez primera, todo ese material inédito y diseminado hasta ahora en esta muestra documental dedicada al que fue uno de los grupos de resistencia artística antinstitucional más significativos del Madrid de los ochenta. Un colectivo ausente en la historia del arte español que, sin embargo, estuvo presente en la prensa oficial del momento por sus estrepitosas acciones. Pues como sus miembros afirman en la autoentrevista publicada en el séptimo número del periódico de arte Buades, “la obra de arte no es el objeto, sino la actitud. Una actitud liberalizadora del individuo y a través de él de la colectividad. Una actitud individual ante la vida/arte, la revolución y la muerte”.

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