Actividad – Equipo Verbena: ORO (parece) – Encuentro abierto con l+s participantes en los distintos proyectos Equipo

Puttanesska (de momento) es un proyecto artístico fundado en Madrid y formado por Carmen Rodríguez, Clara Martínez, Uxue Lotero, Ana Isla y Erika García. Han tocado en espacios como Casa filete y Fotomatón Bar, y han sido seleccionadas como finalistas en el Festival Autopalcer en 2023. Ellas cuentan su historia de la siguiente manera:  «¿sabéis tocar algún instrumento? no. yo chapurreo la guitarra. yo canto jotas navarras. yo he nacido en soria. yo en madrid. yo en madrid. tengo varias armónicas, 1 pandereta. yo 1 ordenador. a mí me gusta cocinar. yo estudié flauta travesera. saxo. fagot… nunca volví a tocar. tengo 1 amigo que toca el violín y otro que canta flamenco. nos juntamos y hacemos algo. hacemos 1 grupo. estás borracha. del dicho al hecho hay 1 trecho. el jueves en nuestra casa. pasta para comer. puttaneska de momento. piso 6º2… ¡habéis venido! del dicho al hecho hay 1 trecho y lo hemos recorrido. alcaparras. ¿entonces ninguna sabe tocar la batería? no. pimienta. sal. sol, no lucero. ajo. odiamos el inglés. anchoas. nos gusta todo. aceitunas negras. inglés inventado. ¿tia te conté lo de irene y roberto? hay 1 jota sobre eso. pop. salsa de tomate. como en pitch perfect o como lola flores. como un sueño que ves raro y todo pasa al mismo tiempo».La sección Comunidades del Área de Educación del Museo Reina Sofía convoca un año más esta verbena con la intención de celebrar un curso cargado de encuentros, relaciones, experiencias y aprendizajes compartidos. La velada permite conocer las experiencias vividas por los distintos grupos del proyecto Equipo —adolescentes (equipo1517. Academia Cabale. Entrenamiento secreto contra un mundo de mierda), jóvenes (equipo1821. Vaso de fortuna), adult+s (equipoDIVERSO. En un tiempo otro) y mayores de 60 (equipoM. Lo vivo no solo sale por las puertas)—, que conforman la trama intergeneracional que habita y da temperatura al Museo Reina Sofía. Asimismo, se presentan proyectos similares de otras instituciones culturales como participantes invitados.Bajo el título ORO (parece), la edición de este año gira en torno al oro y sus apariencias, tomando como referencia las reflexiones de la escritora y profesora Flavia Dzodan sobre la idea de opulencia, que “hace a algo parecer ser aquello que no es”, en oposición a la de lujo, sustentada en la autenticidad de ciertos objetos exclusivos. El magnetismo de la obra original, del objeto único, dota de sentido a los museos y los mecanismos de conservación, restauración y exhibición que los atraviesan. Pero, a veces, el relato de la exclusividad se quiebra frente a ciertas prácticas artísticas o situaciones —como la que simboliza Equal-Parallel: Guernica-Bengasi (1986), de Richard Serra, en el Museo Reina Sofía— en las que copia, original, réplica, relato, rumor y leyenda se conjuran en un poético glitch de lo auténtico.Con el acompañamiento y las actuaciones del grupo Puttanesska (de momento), se invita a todas las personas a acudir a esta celebración de lo colectivo haciendo suyo el dresscode en torno al oro y sus apariencias: ropas, complementos o maquillajes para llenar de destellos el espacio del Museo y deslumbrar así, con el opulente brillo de lo comunitario, a las oscuras fuerzas que pretenden arruinar este presente. Y que la risa, el encuentro, el arte, la celebración y la tarea compartida a contracorriente sigan siendo ese lujo cuyo brillo nunca cese.Siguiendo las ideas de Dzodan, la opulencia, como bien entendió desde sus orígenes la escena drag underground, se convierte en un mecanismo de apropiación de ese lujo al que muy pocas personas tienen acceso, pero que se puede emular con creatividad y atrevimiento, proyectando un brillo deslumbrante que esconda el trampantojo. Otra forma de concebir la relación entre los materiales preciados y los de poco valor es repensar los binomios de lo trascendente y lo inmanente, lo efímero y lo eterno. Así lo debió entender James Lee Byars cuando, paseando por la Alhambra, supo que tras el dorado de la cúpula de mocárabes de la sala Dos Hermanas, no había más que escayola, un material barato y sencillo empleado para hacer un ornamento precioso; o cuando confeccionó su traje dorado utilizado en numerosas de sus performances. Estas ideas también las debió entender Miguel Benlloch, artista con el que Byars colaboró, al interrelacionar en su texto Acaeció en Granada el valor de lo sagrado con el Cutre Chou al afirmar que “la trascendencia es acción”. También él vistió un traje recubierto de espejos, que nos hablaban del brillo y el reflejo, a menudo símbolos de lo efímero y lo eterno, y que él usó en su performance O donde habite el olvido, una lectura política de los hechos narrados en el texto a partir la destrucción de La esfera de oro de Byars. En este sentido político y desde otro contexto, la artista Liliana Maresca, con la esfera dorada de su instalación Ecuación – El Dorado (1991), expuesta en la planta 0 del Edificio Sabatini, añade complejidad al simbolismo del oro en torno al extractivismo de metales preciosos, el expolio y la desposesión en el contexto de una matriz colonial.

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